Todos los mercados o un gran porcentaje de ellos están inmersos en una voracidad enorme a la hora de querer ser el mejor. Nadie que se precie quiere ser segundo o tercero, todas las empresas y sus dirigentes quieren anclarse al número uno. La única realidad existente y palpable a ojos de cualquiera verá que necesita que la percepción de su propia empresa por parte de la opinión pública, del cliente, del público en general.
La imagen corporativa se trata de eso, de que las creencias y actitudes que tienen los consumidores y el público en general sobre tu marca.
Partiendo de esa base, debemos saber que la imagen corporativa genera afinidad con la marca, promueve la identificación de productos y servicios, aumenta el valor de la marca, fortalece la marca en los afectos del cliente, ayuda a crear alianzas, atraerá al talento que buscas y brinda credibilidad.
El otro gran punto a favor de la imagen corporativa es el fácil reconocimiento de tu marca/producto/empresa si dicha imagen es atractiva, pero sobre todo potente, lo que podría derivar en una posible fidelización.
Esa opinión viene influenciada por la identidad, que al fin y al cabo se trata de los aspectos tangibles de la marca. Un buen logotipo hace más llamativa la llamada a la vista de quien interacciona con tu empresa a la vez que el nombre juega también con la sonoridad del mismo. Invertir en buena cantidad para diseñar lo que sale a la luz y a la vista del público forma parte del proceso hacia el éxito. Todo tiene que estar englobado a la mejora y a la buena posición ante el potencial cliente.
A la hora de crear una identidad visual corporativa, una imagen corporativa, se han de tener unos parámetros muy claros. Estos son la comunicación, la proyección, la capacidad de ser recordada y la comercialización. En cuanto a comunicación nos referimos a si la imagen representa lo que dice ser. Con proyección a que debe ser lo más atemporal posible, pensando en que cambios constantes aumentan los costos en diseño, publicidad y producción gráfica.
En cuanto a capacidad de ser recordada está la capacidad del cliente o persona de fugazmente y sin tener que pensar en demasía, identificar marca y empresa. Y, por último, la comercialización responde a las posibles preguntas que hemos de plantearnos frente a la respuesta de los consumidores: ¿genera simpatía o repulsión con el grupo objetivo ?, ¿le suma o le resta valor al producto? ¿se integra con el producto?